

La tersura del silencio
Alejandro Cesario
Tal vez la felicidad de encontrar belleza en lugares inesperados, algo así como la contracara de la miseria. O eso que se saborea y se disfruta aún en la miseria, aún en las más terribles condiciones. No es romantizar la desgracia, es poder ver la vida que late en “el terso / resuello de un sueño” es saber que las experiencias difíciles no son solo algo triste, porque la mirada, siempre piadosa y atenta de Alejandro, llega a lo profundo y revela la ternura humana, que se abre paso en cualquier circunstancia.
Ceci Fresco
AUTOR: Alejandro Cesario
NÚMERO DE PÁGINAS: 120 p.
FORMATO: 20 X 14 CM.
AÑO DE EDICIÓN: 2025
ISBN: 978-631-90528-6-2
COLECCIÓN: Astrolabio – Poesía argentina
Acerca del libro...
Tal vez la felicidad de encontrar belleza en lugares inesperados, algo así como la contracara de la miseria. O eso que se saborea y se disfruta aún en la miseria, aún en las más terribles condiciones. No es romantizar la desgracia, es poder ver la vida que late en “el terso / resuello de un sueño” es saber que las experiencias difíciles no son solo algo triste, porque la mirada, siempre piadosa y atenta de Alejandro, llega a lo profundo y revela la ternura humana, que se abre paso en cualquier circunstancia.
Ceci Fresco
Precisamente, ese rasgo que tiene el manierismo, de encontrar belleza o ternura en escenas a priori tristes: que el arte en general y la literatura en particular pueden hallar belleza allí donde una mirada social o económica no pueden, porque su perspectiva no es esa, claro.
Para mí el poema “Colonia Nueva Esperanza” es signo de esa mirada, la clave de acceso y de lectura al texto “cesariano”.
Diego Rodríguez Reis
Prólogo
Bregarle al frío
Diego Rodríguez Reis: -Quisiera dar el puntapié inicial en estas palabras prologales conjuntas señalando algo de este libro de Alejandro Cesario: creo que en La tersura del silencio hay más felicidad que en sus poemarios anteriores. Quiero decir, las imágenes no son siempre bellas, alegres, pero en todas hay cierta felicidad, como en esos cuadros de Murillo, una felicidad tierna y algo tristona. Creo que Kafka dijo o escribió en algún lugar de su obra que todo lo bueno es, en cierta forma, triste siempre.
Cecilia Fresco: -Tal vez la felicidad de encontrar belleza en lugares inesperados, algo así como la contracara de la miseria. O eso que se saborea y se disfruta aún en la miseria, aún en las más terribles condiciones. No es romantizar la desgracia, es poder ver la vida que late en “el terso / resuello de un sueño” es saber que las experiencias difíciles no son solo algo triste, porque la mirada, siempre piadosa y atenta de Alejandro, llega a lo profundo y revela la ternura humana, que se abre paso en cualquier circunstancia.
DRR: -Precisamente, ese rasgo que tiene el manierismo, de encontrar belleza o ternura en escenas a priori tristes: que el arte en general y la literatura en particular pueden hallar belleza allí donde una mirada social o económica no pueden, porque su perspectiva no es esa, claro.
Para mí el poema “Colonia Nueva Esperanza” es signo de esa mirada, la clave de acceso y de lectura al texto “cesariano”:
Colonia Nueva Esperanza
Ahí,
en el vertedero del barrio,
donde lo humano perece
y se troncha la ilusión,
ahí,
cerquita de la cava,
cebando mate,
el mencho y la menchita
carcajean.
CF: -Ahí donde sonreímos viendo al mencho y la menchita, donde imaginamos la espuma de su matecito de esperanza, vuelven a herir nuestro corazón las palabras de Alejandro que retratan a un niño en una calle:
Pibito
Es el mendrugo.
Es la redada.
Es carro con cartones.
Es buz leporino.
Y también,
es el terso
resuello de un sueño.
Es como si el poeta pudiera estar siempre cerca. No es un testigo que mira de lejos y se duele y denuncia, acá cada poema sucede adentro, es parte de esa dualidad entre el dolor y esa pulsión de vida, tan arraigada y fuerte aún en las peores condiciones. Hay una luz suave que revela que, en lo más terrible e inhumano, brilla lo humano.
DRR: -En esta obra en particular, yo siento que el afán de pintar las escenas aventaja al preciosismo lexical o la estructura de los poemas de libros anteriores de Alejandro. No tengo pruebas pero no tengo dudas de esto que señalo.
Por ejemplo, del preciosismo lexical hay abundantes especímenes, desde el arcaísmo hasta el neologismo, sin ignorar coloquialismos o barbarismos: “crismón”, “zahúrda”, “ñustas”, “alabastrino”, “gurisita”, “lirondamente”.
CF: -Es notorio eso, porque entre estas palabras bellas y raras a las que nos acostumbró el poeta es tan fuerte el sentimiento, el amor revelado en cada escena de La tersura del silencio, que las palabras se deshacen en sus imágenes. Yo guardo para mí la desolación y dulzura de la huérfana que cuida su albahaca, que moja su pan y que, empujando al futuro, va a la escuela.
DRR: -Cierto, hay desplazamientos, paisaje y profundidad: la Esperanza que solita va a la escuela, el retorno del papá del trabajo al rancho, el desterrado lejos de Andacollo. Esa mirada orienta y sostiene la obra poética de Alejandro.
De poemas donde prima la lógica sintáctica del poema es un ejemplo arquetípico “Regreso al pueblo”, donde cada una de las tres estrofas inicia con el período “Volvió…”
“Volvió a los Tambillos
para oír la cadencia del cuérnago
y trompicar con los anhelos
en el vaticinio de su gente.
Volvió
para olisquear como las brácteas
tumban de los vástagos.
Volvió
para rezar y magrear la tierrita colorada
donde yace su aya.”
Sin embargo, después de terminar de leer el libro, lo que viene una y otra vez a mi memoria no son las palabras exhumadas o inventadas, no es la estructura del poema, sino un cúmulo de imágenes poderosas, persistentes.
CF: -Imágenes poderosas en su despojo, al cerrar este libro recuerdo a Jacobo Fijman, al título de su libro Hecho de estampas, no sólo porque La tersura del silencio es también una colección de estampas (casi casi “estampitas” de esas que reparten humildemente en los trenes), sino porque cada palabra, como en Fijman, se juntan piedad, inclemencia, amor y dolor. Y, en la sensación final, gana el amor, la esperanza.
DRR: -Eso mismo, la tersura del silencio, la ternura del poema para bregar al frío y la indiferencia del universo.
Cecilia Fresco – Diego Rodríguez Reis
Otoño en Villa La Angostura

Acerca del autor...
Alejandro Cesario (Buenos Aires, 1967). Publicó la novela Esas miradas tristes -un viaje por la Patagonia (2006); los libros de poemas El humo de la chimenea (2009), Fragor de borrascas (2011), Ciervo negro (2012), Estación de chapas (2013) con Ediciones del Dock, La última sombra (2015), El bruto muro de la casa propia (2018), Tonada que no canta (2020), con Ediciones la yunta y Una hilacha en lo real (2022), Mención De Honor 2021-2022, por la SEP (Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires) con Ediciones Cartografías, Río Cuarto. Integró: Antología Federal de Poesía de la provincia de Buenos Aires (Consejo Federal de Inversiones, 2019 y Poesía Argentina Contemporánea, Tomo I, Parte trigésima (Fundación Argentina para la Poesía, 2025). Dirige junto a Roberto Raschella y Daniel Riquelme Ediciones la Yunta.