¡Diez años de Ecos y transparencias!: una conversación con los traductores del libro.
Hacía poco más de un año que había empezado con la editorial y quería ampliar la colección de poesía universal uniendomundos. La idea era editar antologías de poesía bilingües de países para los que dicho género fuera central en su literatura, y así acercarle al lector poemas y autores poco conocidos en nuestras tierras. China me pareció el mejor punto de partida, por su larguísima, diversa y destacada tradición poética. Pensé enseguida en mi amiga Evelia Romano para proponerle una antología de poesía china. Sabía que ella se estaba dedicando a la enseñanza de español a sinohablantes y era ideal para este trabajo. Si bien mi propuesta fue muy amplia, la idea prosperó. Evelia convocó a los traductores Ángeles Ascasubi, Lelia Gándara y Rubén Posse, El equipo trabajó durante un año en la selección, organización y traducción de los poemas
A una década de su edición, los reuní virtualmente para que contaran su experiencia:
¿Qué los motivó a traducir poesía clásica china y no de otra época?
Evelia Romano: Como decimos en la introducción a la Antología, el panorama vastísimo de la poesía China nos imponía un arduo proceso de selección. La poesía clásica, a pesar de su distancia temporal, nos ofrecía el acceso a textos, otras traducciones, análisis e interpretaciones, acceso no tan disponible en el caso de una poesía más contemporánea. Además, nos pareció importante dar cuenta de una tradición poética
Lelia Gándara: La poesía clásica es muy distinta de la poesía moderna y contemporánea. Algunos poemas breves, de apariencia sencilla, son extremadamente complejos, pequeños mecanismos de relojería. Para mí, es justamente esa dificultad lo que hace que la traducción sea un proceso muy emocionante. Trabajar con poesía clásica lleva a sumergirse en las particularidades de la lengua poética clásica y, al mismo tiempo, a tener en cuenta las variables filosóficas, históricas y culturales que están en el trasfondo de cada poema para poder abordarlo. Es un trabajo que requiere tiempo, paciencia, reflexión.
¿Cómo eligieron la estructura en tres secciones temáticas y cómo fue la selección de poemas?
Evelia Romano: Como coordinadora de la colección, le propuse a los traductores una lectura intensiva y extensiva de distintos autores y épocas (la Antología incluye poesía escrita a lo largo de cuatro dinastías y 10 siglos). También propuse un principio hedónico de selección, de modo que cada traductor seleccionara aquellos poemas que más los atraían, para que la traducción no respondiera solo a un imperativo intelectual sino también a un deseo de compartir aquello que nos emociona.
Trabajamos de manera sistemática, con reuniones regulares en las que se compartían lecturas, y se fueron definiendo las elecciones. Fuimos también definiendo temáticas en común de ese corpus preliminar, y cada traductor encontró en “Tradiciones y rupturas”, “Paisajes de guerra, condenas y destierros”, y “Otras miradas: la poesía erótica china” el tema que entrelaza los poemas elegidos para cada sección.
¿Cuál fue el mayor desafío al traducir estos textos?
Ángeles Ascasubi: El reto consiste en que no sólo se traduce entre dos idiomas, sino entre dos mundos tanto culturales como temporales. Este tipo de trabajo requiere de un acto de equilibrio entre fidelidad, belleza y elegancia. Si quien traduce atesora sensibilidad se produce una mediación entre dos universos distantes en el tiempo, en el espacio, y las culturas. La tarea del intérprete, entonces, se convierte en una búsqueda ¨arqueológica¨ del sentido original de la lengua a traducir dada la complejidad, en este caso, de los poemas de siglos tan alejados respecto al siglo en que habita el traductor.
Una cuestión para considerar es el tipo de escritura del idioma chino. En su escritura este idioma es sobrio, escueto. En un solo sinograma se pueden leer varios y dispares significados. Además, un poema de unos pocos sinogramas puede exigir de un gran número de palabras en español. La cualidad visual que posee un poema chino es incomparable con la poesía en castellano. El poema en idioma chino se mira, se ve. Los sinogramas poseen características visuales que los relacionan con emociones, sensaciones, Historia, costumbres; y esta cualidad se diluye en la traducción.
Por otro lado, los poetas citan con frecuencia a sus predecesores, lugares históricos y leyendas y el traductor debe decidir cómo transmitir o si transmitir, ya que el texto resulta comprensible para un lector chino, aunque inaccesible para un lector occidental. Con frecuencia se requieren notas al pie o una paráfrasis explicativa.
Lelia Gándara: En mi opinión, seguramente sesgada por mi formación en la lingüística, el mayor desafío reside en la lengua poética clásica. Es una lengua que presenta particularidades: una tremenda economía expresiva, que al mismo tiempo está plagada de ambigüedades alimentadas por una sintaxis despojada, que habilita interpretaciones múltiples. En el plano semántico, los poemas suelen recuperar tópicos y figuras que evocan textos poéticos anteriores y resuenan en simbologías de la mitología o la religión, en alusiones a la filosofía o la historia.
A esto se suma, en el plano fónico, una musicalidad imposible de recuperar tal como se presenta en el texto original, pero que al menos el traductor no debe dejar de buscar, para que al leer el poema se experimente esa sensación de que hay un ritmo, una cadencia, una manera de respirar el poema.
También hay cuestiones formales que tienen que ver con el uso de paralelismos, antítesis, una arquitectura que responde a estilos fijos en cuanto a la métrica y la rima.
Si consideramos además la especificidad del sistema de escritura, encontramos otro aspecto también irreductible: el poema chino se “ve”, al tiempo que se lee, porque en la grafía hay una carga semiótica que no se puede soslayar. Como decía Fenollosa, los caracteres chinos son un instrumento para la poesía, y abren las puertas a otros recorridos de lectura.
Entonces, diría que es imposible traducir un poema clásico chino y restituir todas esas capas de sentido que habitan el texto original. El mayor desafío está en lograr que esa traición que es –inevitablemente- la traducción permita, no obstante, recuperar algo de la estética del original, su intención, su musicalidad, no arruinar del todo al menos el juego entre lo dicho y lo no dicho, lo implícito y lo explícito.
Creo que cuando se traduce poesía clásica china se siente siempre una cierta desesperanza por la imposibilidad de transmitir todo aquello que el poema encierra. La contracara de esa desesperanza es la fascinación que cada poema genera por su carga estética y emotiva.
¿Trabajaron directamente del chino clásico o usaron traducciones intermedias?
Evelia Romano: Los traductores trabajaron con distintas versiones de los poemas (en chino clásico y simplificado). La coordinadora de la colección estableció un marco teórico para la traducción. a partir de textos de Walter Benjamin, François Cheng, y Octavio Paz, entre otros.
¿Qué tan importante es conocer el contexto histórico-cultural para traducir esta poesía?
Evelia Romano: No solo para traducir la poesía, sino para concebir la antología como un todo. Si bien la poesía siempre tiene un componente universal que conmueve el espíritu y trasciende las épocas, aproximarnos a los textos imaginando las circunstancias históricas de su creación, enriquece sin duda su sentido.
Lelia Gándara: El conocimiento del contexto es indispensable. Hay alusiones a acontecimientos y personajes históricos, relaciones con textos anteriores, referencias que es imposible entender sin investigar y recurrir a esos saberes.
Si hacemos una lectura inmanente (es decir centrada en los elementos internos como el ritmo, la métrica, las imágenes, la estructura) recuperamos una parte de la riqueza formal del poema, pero nos perdemos otra parte esencial. La traducción tiene que considerar y, cuando es posible, recuperar la simbología del imaginario chino, significados culturales profundos relacionados con la estética y la filosofía chinas, las alusiones al taoísmo o al budismo, por ejemplo.
¿Qué aspectos poéticos (ritmo, metáfora, estructura) les parecieron más difíciles de trasladar al español?
Rubén Pose: Hubo aspectos difíciles. El sonido, en primer lugar; también la gramática; y, en relación con la estructura de los versos, el trabajo con los paralelismos. En cada plano, encontramos sistemas expresivos que funcionan de otra manera, cuyos recursos representan y a la vez encarnan una cosmovisión bien diferente de la nuestra.
En el plano fónico, tenemos una lengua bastante diferente si la comparamos con la actual. En la época Tang los poemas no sonaban como se leen ahora; por ejemplo, la lengua tenía un repertorio de sonidos mucho más variado. Hoy no hay palabras en chino que terminen con el sonido de la –t, la –p o la –k; hace mil años sí las había. Hoy en chino hay 1300 sílabas aproximadamente, es decir, todas las palabras de esta lengua se forman con las sílabas de este conjunto. En la época de la poesía clásica había alrededor de 3000 sílabas. Este dato ya nos hace pensar que la lengua Tang tenía otra textura. Por otra parte, las aliteraciones, las rimas y otros recursos fónicos se aprecian de manera cabal con la pronunciación de aquella época, con la pronunciación actual muchas veces se pierden.
El chino es una lengua tonal: las sílabas se pronuncian con variaciones de altura definidas y sistemáticas; esto le da una musicalidad inimitable. En el chino actual hay cuatro contornos de variación tonal, o sencillamente tonos. En la época de la poesía clásica también había cuatro tonos, pero no coincidían con los modernos. En el verso clásico, las posibilidades de combinación de tonos estaban limitadas y tipificadas. Estas combinaciones se aprecian en la pronunciación antigua, pero en la actual solo se dejan entrever. Si consideramos solamente el sonido, son dos poemas diferentes. Para entender la estructura fónica del verso, las rimas, las aliteraciones y otros recursos, fue necesario investigar, conocer bien esa pronunciación de hace más de un milenio, aunque, a los efectos de la traducción, todo parecía estar muy lejos de las posibilidades del español.
En la lengua de los poemas clásicos, también en la actual, los verbos no informan acerca del tiempo, modo, tampoco dan información acerca de la persona gramatical, así que no se nos indica con claridad cuál es el sujeto, que a veces ni siquiera se expresa. En los poemas, en general, podemos darnos cuenta de quién realiza la acción porque el contexto nos ayuda, y porque el orden “por defecto” de las oraciones es sujeto, verbo, objeto. Sin embargo, también existen figuras, similares al hipérbaton del español, que invierten este orden. En muchos casos resultan completamente válidas las dos lecturas, entonces el sujeto y el objeto resultan intercambiables. De todos modos, frente a las oraciones que pueden interpretarse bien según el orden sujeto-verbo-objeto, nunca podemos estar seguros de que no se esté usando una figura que invierta ese orden. La ambigüedad de la lengua poética clásica no es un defecto, es buscada; nos dice algo sobre la relación entre el sujeto y el objeto (ya no en términos gramaticales). En español necesitamos indicar, en el verbo, cuál es el sujeto, si es singular o plural, así que resulta muy difícil mantener esa indeterminación.
Además, la lengua poética clásica estaba sujeta a un régimen particular de combinación de palabras llenas (como cabello, beber) y palabras vacías (por ejemplo, aquel, la, yo). No es solamente un recurso estético, expresa y encarna una relación entre opuestos que es central en la cosmovisión tradicional china. Siguiendo este régimen, en algunas ocasiones se omiten palabras, especialmente las vacías, pero esto no representa una ruptura notoria de la estructura gramatical. En español, con una gramática menos flexible que la de esta lengua poética, hay menos margen para estas alteraciones.
En las formas poéticas como las cuartetas (jueju) y las octavas (lüshi) el uso del paralelismo es prácticamente obligatorio (en los textos chinos en general el paralelismo es muy frecuente). Hay pares de versos que tienen la misma estructura sintáctica, otros que la tienen invertida, otros presentan la misma alternancia de palabras llenas y vacías, o la invierten. También hay paralelismos semánticos, que permiten, por ejemplo, contrastar o correlacionar palabras en sentido vertical. Estos recursos no son meros adornos, sino que representan una forma de entender la realidad: la configuración de cada dominio ―la naturaleza, el ser humano, el cosmos, el poema― es similar, de manera que entre ellos es posible hallar correspondencias, paralelismos. No es una cuestión de retórica, que ya plantea sus dificultades, sino que se trata de algo que va más allá. Que el original reverbere en la traducción, esa fue la guía, que tomamos de Walter Benjamin, para la versión al español; ojalá resuene algo de todo esto en la lectura.
Descripción imágenes.
Ecos y transparencias – Blog 1= Wang Zong Wei leyó en chino un poema seleccionado por Lelia Gandara. Heu Ying leyó en chino uno seleccionado por Rubén Pose. Wang Jing leyó en chino uno seleccionado por Ángeles Ascasubi. Luego cada uno de los traductores leyó el mismo poema, en español.
Ecos y transparencias – Blog 2= Long Minli, diectora del Instituto Confucio de la Universidad de La Plata, Evelia Romano, Ángeles Ascasubi, Rubén Pose, Hen Ying, Lelia Gándara, Wang Ying y Wang Zong Wei.
Reseña de Ecos y Trasparencias por Viviana Ayilef
Ecos de un libro sin canon
Un libro como este resuena, todavía, más allá de los ojos cerrados y la mueca de asombro que resta. Eco del eco, lo atraviesa una prosa concreta y unas poéticas cuyo efecto de lectura es ese inmediato desconcierto materializado en el gesto. Es que, en Ecos y transparencias, pese a su título, no encontramos repeticiones, lugares comunes ni simplificaciones que podría afectar a la representación de este recorte disciplinar y cultural que ocupa el libro: la poesía china.
La introducción no desestima ninguno de los aspectos que corresponden mencionar cuando se trata de abordar una literatura otra. En esa impronta, los autores hacen explícita la interesada construcción del discurso occidental sobre el lado Este del mundo, y el objetivo económico que avanzó como parámetro de sus conquistas históricas. De esa manera, si ante esa y otras advertencias por el estilo, un lector desatento continúa la lectura en busca de una presunta armonía y extrañeza orientales, se sorprendería al encontrar unas poéticas tensas, conflictivas y disonantes en relación con ese estereotipo.
Lejos de lo que el imaginario construido sobre las bases de lo que Edward Said denominó “orientalismo”, estos poemas forman parte de la “Literatura china” aún sin suscribirse al arquetipo que el Oeste construyó sobre ese otro: un otro quieto, estático y silente. Estos poemas, contrariamente, seducen por su promesa cumplida de circular bajo una extraña forma de canon. Poemas políticos, filosóficos y eróticos. Poetas malditos y poetas mujeres. Funcionarios poetas y poetas suicidas. La poesía en la cultura China aparece en esta antología como una forma orgánica del ser, que articula la vida comunitaria desde todos los tiempos. La experiencia estética, entonces, es percibida como una comunión con el mundo, a partir de la cual el poema puede ser un espejo del hombre. En el espejo, claro, vemos a Calibán frecuentemente.
Ecos y transparencias
La Antología se estructura en tres apartados: “Tradiciones y Rupturas”, a cargo de Lelia Gándara; “Paisajes de guerra, condenas y destierros”, selección de Ángeles Ascasubi; y “Otras miradas: la poesía erótica china”, traducido por Rubén Pose. Cada sección inicia con una introducción en la que se entreve la íntima relación temática y política de sus autores con las experiencias, los temas o las rupturas que implican esos recortes. De esta manera, Ecos y transparencias compromete de manera íntima a sus autores en la tarea de traducción/creación literaria.
La primera sección está atravesada por el conflicto con el poder y con la autoridad los poetas escriben contra la doxa de Confucio y en una dirección contraria a la de ese dogma. Los poemas oscuros de Li He, por ejemplo, han sido fuente de inspiración incluso para el músico Roger Waters (“Aún montado a mi caballo, no logro regresar”). Estos poetas mueren, se exilian o se suicidan. Escriben libros cuyos títulos son escalofriantes por cómo interpelan este presente: Libro para quemar y Libro para esconder (Li Zhi); hablan sobre la guerra y sus “interminables nubes blancas” (Wang Wei); dan consejos desamorados: “No dejes que tu corazón se abra como se abre una flor,/ un atisbo de amor es un atisbo de ceniza” (Li Shangyin) o reflejan una desesperada realidad llena de olvido: “Oculto tras las flores del jardín, un corazón herido que nadie oye” (Zhao Meng Fu). Finalmente, estos poetas optan también por el silencio: “He dejado el laúd y el pincel, sin concluir” (Li Zhi).
La segunda sección continúa con el desgarro. Experiencias de trauma generan unas poéticas atravesadas por la añoranza de ese otro mundo que ya no existe: “Diez mil monedas de oro por una carta familiar”, escribe Du Fu en Reflexión en primavera. También “vuelan cuervos por el cielo escarchado/ los huesos blancos/de los soldados que han caído para la gloria del General” (“Fosa común”, de Zhang Pin). Imágenes contemporáneas del odio hacen afirmar a Xue Fengen que “el tiempo es un engaño”, y en un verso desesperado del poema “Senectud”, Du Fu declara: “Corren los ríos rojos de sangre./ Si creyera en el Cielo, me iría sin demora de este mundo”.
La tercera sección está dedicada a la erótica china, nunca antes contemplada por el canon orientalista formulado desde occidente, que sí había destinado en cambio un profundo interés a la representación sexual-salvaje de la geisha. De este modo, se construye una tradición por fuera de la clave moral y política sobre la imagen china, que muestra la pervivencia de un erotismo arcaico y nada sutil: “Con todo, cruzan la puerta”, dice Yu Xuanji. Liu Yong, por su parte, escribe “En un instante arrojo la costura incompleta,/me quito la falda de gasa de seda/con todo capricho, no tengo más límite./Dejé una lámpara frente al dosel:/cada momento dulce veré tu rostro”.
Piedra en el agua
Esta antología pone en jaque las concepciones orientalistas porque explicita en cada página la Complejidad de una cultura cimentada en principios filosóficos y lingüísticos profundamente diferenciados del llamado Oriente Medio. En una ironía mordaz, los autores afirman que “Muchos europeos del S. XIX no pudieron distinguir la diferencia entre los cuentos de Sherezade y la dinastía de los Khan”. En este trabajo, en cambio, no solo la diferencia, sino la intensa particularidad de cada poética autoral deslindan el camino. Si la máxima concesión que el canon occidental había permitido a las formas poéticas “orientales” había sido el poema japonés llamado haiku, con una repercusión exitosa por esa misma licencia que implica; esta antología revela que hay mucho más por conocer en cuanto a la estructura y la temática de poéticas que, siendo genuinamente orientales, se permiten asimismo una profundidad de alcance universal. En un apéndice llamado “Las formas clásicas de la poesía china” se describen aspectos desconocidos para el lector común, a partir de la caracterización de las rupturas formales y la descripción de las corrientes clásicas y modernas de esta poesía. A su vez, los aspectos fónicos, sintácticos y léxicos se detallan con minuciosidad en un cuadro que ilustra los conocimientos de esa literatura por parte de los responsables de la edición.
Articulada a partir de dos nociones benjaminianas que sintetizan el sentido de la traducción, Ecos y transparencias suscita el efecto de lectura -y de escritura- que refleja en varias direcciones un original que se sugiere pero se escapa, que se adivina pero se oculta: que se promete. Que, a veces, como es el caso, se cumple. La vastedad del objeto, equivalente a una literatura multimilenaria, genera un recorte de diez siglos de los occidentales, correspondientes a cuatro dinastías chinas, en la escritura de dieciséis poetas. Los traductores apelaron para la concreción de su trabajo tanto al “contexto histórico, circunstancias personales de los poetas, características de la tradición poética de China, por un lado” ya “la existencia de otras traducciones al inglés o al francés, por el otro”. Así, no dejaron a un lado las concepciones metonímicas de la existencia (“la posibilidad de conocer el estado del todo mediante el conocimiento de una parte”) ni la valoración de principios vertebradores de esa existencia como el de yin yang.
En cuanto a los aspectos formales de esta poesía, tal vez el más llamativo sea la concepción de la presencia en todo vacío. El vacío se representa en el lenguaje a través de “la omisión de pronombres personales, de palabras vacías o verbos” y “el uso de algunas palabras vacías en lugar de verbos”. El vacío, en consecuencia, adquiere un sentido dinámico que le permite al poeta aprovechar al máximo su propio principio constructivo. Así, las explicaciones en torno de la lengua ponen en evidencia el carácter poético inmanente a la misma, que de por sí atraviesa un proceso de estilización a partir del cual “pocas palabras pueden encerrar numerosos sentidos”. De ese modo traducción y lectura destellan en Múltiples direcciones, rompiendo la hegemonía del sintagma y diluyendo la concepción horizontal y sucesiva a la que estamos habituados. Aún sin sucesión, entonces, la relación ocurre, y el sentido es construido por ausencia.
La lectura de esta antología implica un doble movimiento de ruptura. Por un lado, es un quiebre con una concepción tal vez estática y hegemónica sobre la poesía china, Probablemente extensiva a la propia idea de su cultura. Por el otro, es la apertura hacia un modo aventurado de entender la propia tarea del traductor y su función como expansión de vida, alumbramiento y singularidad, lo mismo eco que transparencia. El traductor: un escritor al borde mismo del canon, navegante de más de una lengua, padre de nuevos y mismos sentidos.
VIVIANA YANINA AYILEF
Nació en Trelew en 1981. Se dedica a la poesía desde los dieciséis años y trabaja la palabra a través de la enseñanza. Es Profesora, Licenciada y Magister en Letras por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNSJB), donde se desempeña como docente.
Extraído de: https://www.academia.edu/10431625/Ecos_y_transparencias_Reseña-por-VIVIANA_AYILEF
Reseña de Ecos y Trasparencias por Adriana Martínez González
Una antología de poemas chinos editada para el mundo hispanohablante
Para el lector en lengua española, la poesía china resulta poco conocida. Más allá de nombres tan famosos como Li Bai, Bai Juyi, Wang Anshi y Su Dongpo, muchas veces traducidos de manera indirecta, es poco lo que se conoce. Ecos y transparencias viene a llenar este vacío.
Toda traducción supone establecer un diálogo entre dos culturas. Selección de poesía clásica china. Ecos y transparencias, antología de lírica china traducida al español y publicado en diciembre de 2015, establece dicho diálogo desde su título, alusión a una frase de Walter Benjamin, para quien la traducción es un eco del texto original, de donde deriva la transparencia, calidad de revelar al texto de partida.
Esta breve antología consta de un prefacio en el que los autores enumeran las características de la lengua china para explicar las dificultades de traducción inherentes al género y al idioma que trabajan.
A decir de los traductores, el rasgo más sobresaliente de la poesía china es su carácter holístico, es decir, ser un arte que trasciende la palabra y se integra en el trazo, en la caligrafía y en la composición misma de cada carácter. Según ellos: “El arte chino es una comunión con el universo” (Romano 8).
¿Qué recursos quedan entonces a quienes tienen una conciencia tan aguda de las ¿Pérdidas que su traducción va a experimentar? Ángeles Ascasubi, Lelia Gándara y Rubén Pose han hecho uso de todo tipo de recursos: Conocer la filosofía china que subyace a los poemas (en especial el taoísmo), analiza cada verso de manera exhaustivamente, compare su versión con otras traducciones ya existentes y el uso de notas a pie para aclarar alusiones desconocidas.
Los traductores de este libro conocen bien al lector “occidental”. Saben que más allá de algunos clichés (China mística y misteriosa, potencia económica), son pocos los que la conocen a fondo. Por ello ofrecen un panorama temático diverso, dividido en tres segmentos. La primera sección, “Tradiciones y rupturas” traducida por Lelia Gándara tiene como eje central la diversidad, pues aparecen temas, estilos y autores de diferentes períodos. Aquí destaca la inclusión de dos poetas de ruptura, Li He y Li Shangyin, con obras llenas de alusiones ocultas que proponen Múltiples lecturas. La segunda sección, “Paisajes de guerras, condenas y destierros” de Ángeles Ascasubi gira en torno a la guerra y el exilio, este último es un tema recurrente en la lírica china que puede despertar resonancias en los latinoamericanos orillados al exilio por circunstancias políticas. La tercera sección, “Otras miradas: la poesía erótica china” trae al lector una faceta poco conocida de la poesía china. En el prólogo correspondiente, Rubén Pose, traza una breve historia del tema erótico en la lírica china y al hacerlo, desmiente la versión en boga hoy en día respecto a la ausencia de este tipo de poesía dentro de la cultura china, a la que el imaginario popular occidental asocia con el puritanismo del período en el que hombres y mujeres vestían igual y el sexo era un tema tabú.
Al inicio de cada sección, cada traductor escribió algunas palabras de presentación sobre los poetas. Además de establecer algunos de los rasgos de su estilo y aclarar algunas metáforas, los glosadores tienden puentes entre la literatura china y la así llamada occidental al establecer comparaciones con autores como Paul Verlaine y Calderón de la Barca, así como aclaraciones sobre versos que han sido retomados por compositores tan lejanos en tiempo y espacio como Pink Floyd.
En total, el texto compila a dieciséis poetas de cuatro dinastías distintas, a saber, Tang, Song, Yuan y Ming, períodos de gran florecimiento cultural. Es decir, se condensan diez siglos de producción poética. Destacan nombres muy conocidos, como los de Du Fu, Li He, el emperador Xuanzong, Ouyang Xiu, Zhao Meng Fu y Zhang Yu.
En la sección dedicada a poesía erótica sobresale la inclusión de Li Qingzhao, Zhao Luanluan y Yu Xuanji. Aunque todos estos poetas ya han sido traducidos al español con anterioridad (alguna de ellas dentro de una antología de desafortunado título: Antología de poetas prostitutas chinas (Siglo V-Siglo XIX) Madrid: Visor, 2010), destaca el afán de Rubén Pose de incluir tantas voces femeninas dentro de una compilación tan breve como esta.
Un rasgo común en los autores es su sólida formación en su lengua materna, así como la producción de artículos académicos sobre lengua y literatura chinas. Ángeles Ascasubi cursó estudios de enseñanza de español como lengua extranjera y desde 1995 se interesó en la cultura china. Lelia Gándara es lingüista y traductora, creadora de varios libros sobre lengua y literatura de este país. Rubén Pose es filólogo e hispanista, autor de diversos artículos sobre lingüística y literatura chinas.
Este libro, editado en la Argentina, traspasa las fronteras de su país de origen, pues los autores, conscientes de que aún son pocas las traducciones del chino al español, han evitado el uso de localismos que desagradan a muchos lectores y han escrito en “español estándar”.
La presente edición es bilingüe, con los originales en chino y sus traducciones en español. Asimismo se acompaña de grabaciones de la lectura de los poemas para recuperar el canto original de la poesía.
Más allá del goce que puede derivar cualquier lector interesado en este género, Ecos y transparencias constituye un ejemplo notable de un trabajo de traducción de alto nivel, ejemplo a seguir para quienes deseen iniciar una trayectoria en este ámbito. Su prólogo y sus cuadros sinópticos, ricos en explicaciones, pueden servir como Introducción a la lírica china. En resumen, tanto el lector lego como el académico sacarán provecho de esta lectura.
ADRIANA MARTÍNEZ GONZÁLEZ
Se especializó en literatura contemporánea china en el Colegio de México y ha pasado dos temporadas en China como estudiante de BLCU y de la Universidad Marítima de Dalian. Actualmente se dedica a la enseñanza del chino y a la traducción de textos literarios.
Extraído de: https://www.academia.edu/10688358/Ecos_y_transparencias_Una_antolog%C3%ADa_de_poemas_chinos_editada_para_el_mundo_hispanohablante


